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Literatura y cine

Cien haikus para la paz

Cien haikus para la paz

El año nuevo suele venir cargado de esperanzas y deseos, que año tras año se repiten. Son muchos y variados, pero nunca falta un recuerdo para la paz en el mundo, tan necesitada, tan ansiada… y tan difícil de conseguir en los tiempos que corren. Es por ello que esta primera entrada del año va dedicada ex profeso a la paz.

El pasado 13 de enero de 2016, la Biblioteca Municipal “Álvarez Quindós” de Aranjuez sirvió de marco para la presentación de un interesante libro: Cent haïkus pour la paix (Cien haikus para la paz). Se trata de una obra de creación colectiva, de la editorial francesa L’iroli, que surgió de la selección de cien haikus (un género poético de origen japonés), tras el fallo de un certamen literario realizado con motivo de la conmemoración del centenario de la Primera Guerra Mundial. El carácter internacional de este ha motivado que los poemas aparezcan traducidos en francés, inglés, español y alemán, a lo que hay que sumar el idioma original de los que no han sido escritos en ninguna de las lenguas citadas, como el japonés, el húngaro, el rumano, el portugués, el ruso o el croata, entre otros.

En dicho evento, la directora de L’iroli, Isabel Asúnsolo fue la encargada de presentar la obra al público asistente, poniendo de manifiesto la importancia de esta edición por el propio valor que tiene la paz y por las circunstancias a que remite. Acto seguido, la poetisa Montserrat Doucet explicó con minuciosidad qué es el haiku, cómo es su composición, cuáles suelen ser sus temáticas, su evolución histórica, etc., poniendo por doquier ejemplos de diversos haiyines, que permitieron a la concurrencia aprender más sobre este género, poco conocido/valorado en Occidente pero de gran belleza y potencial evocador. Por último, una de las autoras del libro, Conchi González (Cukiko) leyó sus dos haikus seleccionados y explicó el proceso de creación de cada uno.

Por todo ello, recomiendo encarecidamente la lectura de este libro, tanto a conocedores como a neófitos de este género, pues en él van a encontrar pequeñas perlas para disfrutar de la poesía y con las que reflexionar sobre el tema común: la paz, un estado que no surge de la nada, sino que hay que construir diariamente con nuestros actos. 

La pasión de Artemisia

La pasión de Artemisia

La pasión de Artemisia es una novela realizada en 2002 por la escritora americana Susan Vreeland, cuya traducción al castellano corrió a cargo de Borja Folch y Sonia Tapia, siendo publicada en 2006 por el Grupo Zeta.

La autora nos ofrece, tras su magnífico debut con La joven de azul jacinto, el retrato —en parte imaginario— de un extraordinario personaje femenino: Artemisia Gentileschi, una de las pocas mujeres pintoras del Renacimiento que lograron el reconocimiento público por su trabajo.

En un taller del barrio de los artistas, la joven Artemisia lucha por imponer su talento artistico en un mundo exclusivamente masculino. Su más temible adversario no es otro que su padre y mentor, el célebre pintor Orazio Gentileschi, empeñado en ocultar el genio de su hija. Tras ser violada por su maestro, Agostino Tassi, y humillada públicamente en la corte papal, su padre decide entregarla en matrimonio al joven artista Pietro Stiatessi de modo que pueda abandonar Roma e instalarse en Florencia, donde la joven artista descubre el esplendor del siglo XVII en Italia. Amiga de Galileo y protegida por Cosimo de Medici, Artemisia será la primera mujer en ser admitida en la Academia del Arte. Su éxito y su condición femenina le obligarán a tratar de reconciliar su vida familiar con su pasión por el arte y su talento para la pintura.

En definitiva, una novela entretenida, construida sobre un sustrato histórico próximo a la realidad, y bastante recomendable, sobre todo para aquellos lectores interesados por el arte, la historia o la biografía de Artemisia Gentileschi, una gran artista que, durante siglos, quedó relegada a un segundo plano por su naturaleza de mujer, como otras muchas.

El secreto de Sofonisba

El secreto de Sofonisba

Sinopsis del libro

Año 1564. Un documento de vital importancia para el papa Pío IV puede caer en manos de la persona equivocada con resultados catastróficos para el regidor del Vaticano. El documento se encuentra en la corte de Felipe II, adonde el Papa envía al nuncio con la misión de asegurarse de que continúa a salvo. La respuesta deberá transmitirse oculta en un cuadro de Sofonisba Anguissola, dama de la reina española y pintora reconocida en Italia. Pero las cosas no salen según lo planeado y el documento permanecerá perdido muchos años, antes de ser descubierto de manera fortuita.

Año 1624. Anton van Dyck visita en su casa de Palermo a la propia Sofonisba, quien, anciana, casi ciega pero aún lúcida, le cuenta su historia y su experiencia en la corte española. Lo que nunca revelará es qué contenía aquel documento que cayó en sus manos por azar, una trampa mortal que puso en peligro su vida y el futuro de la Iglesia.

 

Comentario

Este libro, escrito en el año 2007 por Lorenzo de’ Medici (un descendiente directo de la célebre familia de mecenas del Renacimiento italiano), traslada al lector a los siglos XVI y XVII, donde se perfila una serie de historias relacionadas, más o menos directamente, con una de las primeras pintoras que alcanzó fama en un mundo tan gobernado por los hombres como el Arte: Sofonisba Anguissola. Si bien es cierto que durante más de una década trabajó en la corte de Felipe II, y que incluso llegó a retratar magistralmente a algunos miembros de la familia real, su trabajo no era el de "pintora de cámara", cargo que ostentaba en aquel entonces Alonso Sánchez Coello, sino el de "dama de compañía" de Isabel de Valois, tercera esposa del rey. No obstante, aunque el telón de fondo es la vida cortesana de Sofonisba, el argumento ofrece una imagen bastante fidedigna de la vida de los altos poderes eclesiásticos que rodeaban al papa Pio IV, los cuales juegan papeles importantísimos dentro de la novela.

A título personal, me ha resultado entretenida y bien ambientada, pero quizá la lentitud de la trama en algunos capítulos y los constantes saltos en el tiempo, desde los años de Sofonisba en España al final de sus días y viceversa, puede resultar algo desconcertante. A pesar de ello, y al margen de gustos y opiniones personales, el libro puede servir de acicate para investigar sobre la vida y obra de Sofonisba Anguissola y descubrir algo más sobre una de las pintoras que la Historia del Arte silenció durante siglos por su condición femenina, pese a su amplia formación humanística y a su innegable talento con los pinceles.

Los silencios del mármol

Los silencios del mármol

Sinopsis del libro

La pequeña capilla San Severo, en Nápoles, es todavía, a día de hoy, una de las grandes desconocidas del sur de Italia y constituye un hito por su espectacular interior, que alberga una colección de estatuas de mármol que dejan sin aliento a todos los que tienen el privilegio de observarlas…

Perteneciente a la prestigiosa familia Di Sangro, la bóveda de la capilla sufre un derrumbe parcial y el gran mecenas Álvaro de Fontanarosa, hombre de inmensa fortuna, encarga su reparación a Mauro Beltrán, un joven restaurador español que descubre los inquietantes rumores en torno a ciertos extraños hechos que se han venido produciendo en aquel lugar…

Mauro entabla una relación dependiente con su mecenas, en la que surge un tercer eslabón, Alberto Miralles. Los tres conformarán un curioso triángulo en el que las aristas permanecen siempre redondeadas; una partida de ajedrez en la que ninguna pieza se coloca en la situación que le corresponde y en la que todos los movimientos esconden motivaciones ocultas.

Juan Adriansens pinta un fresco barroco del Nápoles actual que enlaza con el de hace 250 años. Los silencios del mármol es una guía de viajes, un recetario culinario, un libro de arte, un tratado de arquitectura y de filosofía, una lección de historia, una novela negra en arriesgada complicidad con el marqués de Sade, un manual de lingüística, un breviario de alquimia, un totum no revolutum que nos transporta a una Italia que nos es tan cercana y a la vez tan desconocida, a través de unos personajes que toman forma con cada salto de página. Un recorrido por la sensibilidad artística desvela los recovecos más oscuros del ser humano, una compilación de mensajes del pasado que se filtran en el presente a través del frío mármol de las estatuas de San Severo.

 

Comentario

Esta obra de atractivo título, realizada en 2010 por el polifacético Juan Adriansens, que a primera vista podría parecer una novela de tema artístico sobre la restauración de una recoleta capilla napolitana, cuenta las peripecias del poderoso onorévole Álvaro de Fontanarosa, el restaurador Mauro Beltrán y el transportista Alberto Miralles, que aunque tienen de telón de fondo la capilla de San Severo y el magnífico Cristo velado de Giuseppe Sanmartino, se alejan de la que debiera ser la trama principal para narrar las aventuras y desventuras amorosas de sus personajes. Todo ello sin escatimar en detalles escabrosos, sexuales y morbosos que, a menudo, resultan redundantes e innecesarios, pues para forjar los personajes y sus intimidades no es necesario, a mi juicio, dar al lector tantas y tan explícitas explicaciones. De este modo, lo único que se hace es alargar el argumento sin aportar prácticamente nada nuevo (y es una novela de 456 páginas...). A esto se suma el constante bombardeo de frases escritas en italiano, que no son traducidas al castellano para introducir al lector en la atmósfera napolitana que viven los personajes, lo cual dificulta la fluidez del relato si no se conoce la lengua de Dante.

Exceptuando estos "mínimos detalles", el libro invita al espectador a adentrarse virtualmente en la ciudad de Nápoles y a conocer la legendaria historia de Raimondo Di Sangro, príncipe de San Severo, de la preciosa capilla homónima y del majestuoso Cristo yacente que la preside, una obra maestra del Barroco tardío y de la escultura de todos los tiempos que presenta una impecable factura.

Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010

Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010

Hoy es un día histórico para las Letras y, más concretamente, para las letras hispánicas, pues el Premio Nobel de Literatura 2010 ha recaído sobre el polifacético escritor Mario Vargas Llosa.

Tras muchos años en los que su nombre se encontraba entre los favoritos para recibir tan prestigioso galardón, este peruano de nacimiento, pero con nacionalidad española desde 1993, ha sido, por fin, el elegido para ello.

Obras como La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor le han hecho merecedor del Nobel, al igual que le ha ocurrido con una larga lista de reconocimientos que le han sido otorgados a lo largo de su extensa trayectoria.

Quién me iba a decir a mí que el pasado 5 de mayo, mientras presenciaba atónito la investidura de Vargas Llosa como Doctor Honoris Causa por la UCLM, en Albacete, me encontraba ante el premio Nobel de Literatura de este año...

¡Enhorabuena, Maestro!

Bailar en la oscuridad

Bailar en la oscuridad

Quisiera recomendar una película. Se trata de Bailar en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000), un film musical del cineasta danés Lars von Trier.

La película cuenta la historia de Selma Jezkova, una inmigrante checa que llega a EE.UU. junto a su hijo, quien debido a una enfermedad degenerativa que padece, se va quedando progresivamente ciega. Trabaja, a duras penas, en una fábrica de chapas metálicas para conseguir el dinero suficiente para operar a su hijo, pero miente a todos diciendo que ahorra el dinero para mandárselo a su padre, en Checoslovaquia. Su vida cambia radicalmente el día en que su vecino, a sabiendas de que está ciega, roba la caja en la que Selma guardaba celosamente el dinero, para pagar los gastos que le atormentan. Al darse cuenta de ello, se dirige a la casa de éste y, en un forcejeo, Selma le dispara y lo mata.

Pese a su dura y triste vida, Selma se evade de la realidad gracias a su pasión por los musicales clásicos de Hollywood, lo que hace su vida mucho más llevadera. La cantante Björk, protagonista e interprete de todas las canciones de la banda sonora de la película, realiza una actuación inmejorable y de gran calado sentimental en este atípico y desgarrador musical. 

Fahrenheit 451

Fahrenheit 451

¿Os imagináis que un día os levantarais y a vuestro alrededor estuvieran quemando todos los libros porque estuviera prohibida su posesión y su lectura? Pues ese es el tema de la película Fahrenheit 451 (1966), dirigida por François Truffaut, basada en la novela homónima del escritor estadounidense Ray Bradbury, conocido por sus novelas de misterio y ciencia-ficción.

La película expone un diatópico futuro, más o menos lejano, donde una cuadrilla de bomberos, en vez de apagar incendios, los provoca, quemando todos los libros existentes en casas y bibliotecas. De este motivo se deriva el título, ya que la temperatura a la que arde el papel, en la escala Fahrenheit, es de 451º (223º C). El argumento de la película se centra en la historia de uno de estos bomberos, Montag, que cae en la cuenta de que perdiendo los libros y sus contenidos, la libertad de la humanidad dejaba de existir.

El resto del argumento, para no adelantar nada, prefiero que quede abierto. Os invito a que veáis este clásico del cine de ciencia-ficción, o a que leáis la novela (si sois más amigos de la lectura).

 

 

Dioses lejanos

Dioses lejanos

Dioses lejanos es la primera novela del periodista y escritor neoyorquino Mischa Berlinski. En ella, un expatriado que vive en Tailandia con su novia se entera de que Martiya van der Leun, una destacada antropóloga holandesa, se ha suicidado en la cárcel en la que cumplía condena por el asesinato de un misionero.

 

Atraído por el suceso, la curiosidad lleva al protagonista a investigar sobre el tema del asesinato. Desde entonces, Mischa se dedica por completo a buscar personas que lo informen sobre la antropóloga y el difunto misionero. Por ello habla con familiares y conocidos, que le cuentan de primera mano la forma de vida que llevan los misioneros en Tailandia, lo que permite al protagonista conocer cómo viven los grupos tribales de esta zona, y especialmente los dyalo.

 

En esta novela, que puede funcionar también como un reportaje periodístico, somos testigos del choque entre dos concepciones del otro. Por un lado se encuentra la visión de los misioneros, que introducen en Tailandia un cristianismo puritano. Del otro, la visión de los antropólogos, que se perfilan como meros espectadores de las culturas de Oriente, viendo a las tribus como una serie de individuos supuestamente primitivos, pero con una visión religiosa altamente compleja.

 

Dioses lejanos ha tenido una gran acogida por parte de la crítica, quienes piensan que constituye una de las voces más interesantes de la nueva narrativa estadounidense. Sin embargo, en mi opinión, la narrativa que Berlinski utiliza resulta un tanto monótona en su lectura, ya que insiste en numerosos detalles que ralentizan la trama.

No obstante, si se toma la novela como el “diario de a bordo” de un investigador o un antropólogo, el libro puede servir para destapar lo oculto de algunos exóticos poblados orientales, tan diferentes y tan semejantes a nuestra civilización occidental.

Leer el Quijote en Teherán

Leer el Quijote en Teherán

Después de numerosos avatares, de librería en librería, preguntando por este libro, cuál fue mi sorpresa cuando el lunes me llegó un correo electrónico avisándome de la llegada de mi encargo, después de algo más de 6 meses. Hoy lo he recogido e inmediatamente lo he comenzado a leer con avidez, como si en ello me fuera la vida.

El libro de marras es "Leer el Quijote en Teherán", de Rafael Robles, un profesor ciudadrealeño que ha ejercido su profesión en países tan dispares como Estados Unidos, China, España e Irán, al que tuve el honor de tener impartiendome clases durante un año, y al que en la actualidad considero un amigo.

Leer el Quijote en Teherán narra las peripecias más interesantes y notables de Rafael durante el tiempo que impartió clases de lengua y literatura española en la Universidad de Allameh Tabatabaei de Teherán. Esta obra que "primero fue un blog, y ahora es un libro lleno de magia, belleza, exotismo y humanidad que nos acerca a la vida real en Irán", como se afirma en la contraportada, permite ver a través de los ojos de un extranjero el día a día en la capital persa, a la vez que nos presenta una visión tremendamente diferente a lo que nos tienen acostumbrados los mass media.

Efectuando un viaje literario a través de las páginas, el libro nos acerca a la situación política y económica que vive la sociedad iraní en la actualidad, cuáles son las costumbres más arraigadas de sus gentes, cuál es el papel que desempeña la mujer, cómo es la educación iraní, cómo se ve España en las tierras de Oriente Próximo, cómo afectan las creencias religiosas a la vida cotidiana de los iraníes, y un largo etcétera de cuestiones que merecen la pena ser leídas para poder desmitificar y conocer "en primera persona" una cultura tan legendaria como es la iraní.

No quisiera terminar la entraba sin decir que además de invitarles a leer el libro, les animo a seguir con asiduidad el blog de Rafael Robles (http://www.rafaelrobles.com/), que bien merece una visita.

Hipómenes y Atalanta

Hipómenes y Atalanta

¿Por qué el carro de la diosa Cibeles está tirado por leones, y no por caballos u otros animales?

Si no lo sabéis, os recomiendo leer la historia de Hipómenes y Atalanta, recogida en la Metamorfosis de Ovidio, un interesante libro para todos aquellos a los que les interese la mitología clásica.

 

Quizás hayas oído de una mujer que en el certamen de la carrera
superó a los veloces hombres. No una habladuría el rumor
aquel fue, pues los superaba, y decir no podrías
si por la gloria de sus pies, o de su hermosura por el bien, más destacada fuera.
Al interrogarle ella sobre su esposo, el dios: “De esposo”, dijo,
no has menester, Atalanta, tú. Huye del uso de un esposo.
Y aun así no le huirás y de ti misma, viva tú, carecerás.”
Aterrada por la ventura del dios, por los opacos bosques innúbil
vive y a la acuciante turba de sus pretendientes, violenta,
con una condición ahuyenta y: “Poseída no he de ser, salvo”, dice,
“vencida primero en la carrera. Con los pies contended conmigo.
De premios al veloz esposa y tálamos se le darán;
la muerte el precio para los tardos. Tal la ley del certamen sea.”
Ella ciertamente dura, pero –tan grande el poder de la hermosura es–
acude a tal ley, temeraria, una multitud de pretendientes.
Se había sentado Hipómenes de la carrera inicua como espectador,
y: “¿Puede alguien buscar por medio de tantos peligros esposa?”,
había dicho, y excesivos había condenado de esos jóvenes sus amores,
cuando su faz, y dejado su velo, su cuerpo vio,
cual el mío, o cual el tuyo, si mujer te hicieras:
quedó suspendido y levantando las manos: “Perdonadme”,
dijo, “los que ora he recriminado. Todavía los premios conocidos,
que buscabais, no me eran.” En elogiándola concibe fuegos,
y que ninguno de los jóvenes corra más veloz desea
y con envidia teme: “¿Pero por qué del certamen este
no tentada la fortuna he de dejar?”, dice.
“A los osados un dios mismo ayuda.” Mientras tal consigo mismo
trata Hipómenes, con paso vuela alado la doncella.
La cual, aunque avanzar no menos que una saeta escita
pareció al joven aonio, aun así él de su gracia
se admira más: incluso la carrera misma la agraciaba.
El aura echa atrás, arrebatados por sus rápidas plantas, sus talares,
y por sus espaldas de marfil se agita su pelo, y las rodilleras
que sus corvas llevaban con su pintada orla
y en su candor de jovencita su cuerpo había producido
un rubor, no de otro modo que cuando sobre los atrios cándidos
un velo de púrpura simuladas tiñe las sombras.
Mientras nota tal el huésped recorrida la última meta fue
y es cubierta, vencedora Atalanta, de una festiva corona.
Un gemido dan los vencidos y pagan, según el pacto, sus condenas.
“No, aun así, por el destino de ellos aterrado, el joven
se apostó en medio y su rostro en la doncella fijo:
“¿Por qué un fácil título buscas venciendo a unos inertes.
Conmigo compárate”, dice, “o, si a mí la fortuna poderoso
me ha de hacer, por alguien tan grande no serás indigna de ser vencida.
Pues el padre mío, Megáreo de Onquesto; de él
es Neptuno el abuelo, bisnieto yo del rey de las aguas,
ni mi virtud por detrás de mi linaje está. O si vencido soy, obtendrás,
Hipómenes vencido, un grande y memorable nombre.”
Al que tal decía con tierno rostro la Esqueneide
lo contempla y duda si ser superada o vencer prefiera,
y así: “¿Qué dios a éste, para los hermosos –dice– injusto,
perder quiere y con el riesgo le ordena de su amada vida
este matrimonio perseguir? No merezco, a juicio mío, tanto.
Y no su hermosura me conmueve –podía aun así de ella también conmoverme–,
sino el que todavía un niño es. No me conmueve de él sino su edad.
Qué el que tiene virtud y una mente impertérrita de la muerte.
Qué el que de su marino origen se compute el cuarto.
Qué el que está enamorado y en tanto estima la boda nuestra
que moriría si a mí la fortuna, a él dura, le negara.
Mientras puedes, huésped, vete y estos tálamos deja atrás cruentos.
Matrimonio cruel el mío es, contigo casarse ninguna no querrá
y ser deseado puedes por una inteligente niña.
Por qué, aun así, siento pesar por ti, cuando tantos ya antes han muerto.
Él verá. Que perezca puesto que con tanta muerte de pretendientes
advertido no fue y se deja llevar a los hastíos de la vida.
¿Caerá él, así pues, porque quiso vivir conmigo,
y el de una indigna muerte por precio sufrirá de su amor?
Inquina no nos ha de traer la victoria nuestra.
Pero culpa mía no es. Ojalá desistir quisieras,
o puesto que en tu juicio no estás, ojalá más veloz fueses.
Mas cuán virginal en su cara de niño su rostro es.
Ay, triste Hipómenes, no quisiera por ti vista haber sido.
De vivir digno eras, que si más feliz yo fuera
y a mí el matrimonio mis hados importunos no me negaran,
el único eras con quien asociar mi lecho querría.”
Había dicho y, como inexperta y por su primer deseo tocada,
de que lo está ignorante, está enamorada, y no lo siente amor.
“Ya las acostumbradas carreras demandan pueblo y padre,
cuando a mí, con angustiada voz, el descendiente de Neptuno
me invoca, Hipómenes, y: “Citerea, suplico, a las osadías asista nuestras”,
dice, “y los que ella dio, ayude a esos fuegos.”
Bajó una brisa no envidiosa hasta mí esas súplicas tiernas.
Conmovida quedé, lo confieso, y una demora larga para el socorro no se me daba.
Hay un campo, los nativos tamaseno por nombre le dan,
de la tierra chipriota la parte mejor, el cual a mí los ancianos
de antaño me consagraron y que a mis templos se sumara
dote tal ordenaron. En la mitad brilla un árbol de ese campo,
rubio de cabello, de rubio oro sus ramas crepitantes.
De allí volviendo yo al acaso, llevaba, en número de tres, arrancadas
de mi mano, unas frutas de oro, y sin que nadie ver me pudiera, salvo él mismo,
a Hipómenes me acerqué y le instruí de qué su uso en ellas.
Sus señales las tubas habían dado, cuando de la barrera abalanzado uno y otro
centellea y la suprema arena con rápido pie pizca:
poder los creerías a ellos, con seco paso, rasar el mar,
y de una mies cana, ella en pie, recorrer las aristas.
Le añaden ánimos al joven el clamor y el favor y las
palabras de quienes decían: Ahora, ahora de aligerar es el tiempo,
Hipómenes, apresura, ahora de tus fuerzas usa todas.
Rechaza la demora: vencerás.” En duda si el héroe de Megareo
se alegre o la doncella más, la Esqueneia, de estas palabras.
Oh cuántas veces, cuando ya podía pasarlo, demoróse,
y contemplado mucho tiempo su rostro a su pesar lo dejó atrás.
Árido, de su fatigada boca le llegaba su anhélito,
y la meta estaba lejos. Entonces al fin de los tres uno,
de los retoños del árbol, envió el descendiente de Neptuno.
Quedó suspendida la doncella, y del nítido fruto por el deseo
declina su carrera y el oro voluble recoge.
La deja atrás Hipómenes: resuenan las gradas del aplauso.
Ella su demora con rápida carrera, y los cesados tiempos,
corrige, y de nuevo al joven tras sus espaldas deja.
Y de nuevo, con el lanzamiento de un fruto demorada, del segundo,
es alcanzada, y pasa ella al varón. La parte última de la carrera
restaba. “Ahora”, dice, “acude, diosa, autora de este regalo.”
Y a un costado del campo, para que más tarde ella volviera,
lanza oblicuamente, nítido, juvenilmente, el oro.
Si lo buscaría la doncella pareció dudar, la obligué
a recogerla y añadí, por ella levantada, pesos a la manzana
y la impedí a la par por el peso de su carga y la demora,
y para que mi discurso que la propia carrera no sea más lento,
atrás dejada fue la doncella: se llevó sus premios el vencedor.
“¿Digna de que las gracias me diera, de que del incienso el honor
me llevara, Adonis, no fui? Ni las gracias, olvidado, me dio
ni inciensos a mí me puso. A una súbita ira me torno
y, dolida por el desprecio, de no ser despreciada por los venideros,
con un ejemplo me cuido y a mí misma yo me incito contra ambos.
Por unos templos que a la madre de los dioses en otro tiempo el claro Equíon
había hecho por exvoto, merced a unos nemorosos bosques escondidos,
atravesaban ellos, y el camino largo a descansar les persuadió.
Allí, el intempestivo deseo de yacer con ella
se apodera de Hipómenes, excitado por la divinidad nuestra.
De luz exigua había cerca de esos templos un receso,
a una caverna semejante, de nativa pómez cubierto,
por una religión primitiva sagrado, adonde su sacerdote,
de leño, había llevado muchas representaciones de viejos dioses.
Aquí entra y con ese vedado oprobio ultraja los sagrarios.
Los sagrados objetos volvieron sus ojos, y coronada de torres la Madre
en la estigia onda a los pecadores duda si sumergir.
Condena leve le pareció. Así pues, unas rubias crines velan,
poco antes tersos, sus cuellos, sus dedos se curvan en uñas,
de sus hombros unas espaldillas se hacen, hacia su pecho todo
su peso se va, las supremas arenas barridas son de su cola.
Ira su rostro tiene, en vez de palabras murmullos hacen,
en vez de sus tálamos frecuentan los bosques y, para otros de temer,
con su diente domado aprietan de Cíbeles los frenos, los leones.
De ellos tú, querido mío, y con ellos del género todo de las fieras,
el que no sus espaldas a la huida, sino a la lucha su pecho ofrece,
rehúye, no sea la virtud tuya dañosa para nosotros dos.”

Los santos inocentes

Los santos inocentes

En primer lugar, desearos un Feliz Año Nuevo, pues llevo ya un tiempo sin publicar nada aquí.

Quisiera haber terminado el 2007 con esta entrada, pero no me fue posible. Por ello quiero comenzar este nuevo año 2008 con la recomendación de un libro, y también, de paso, de la brillante adaptación al cine que se hizo de éste: Los santos inocentes.

Esta novela fue escrita en 1982 por el escritor vallisoletano Miguel Delibes, uno de los mejores literatos de las letras hispánicas del siglo XX. Está ambientada en un cortijo de Extremadura en los años 60 y cuenta la historia de Paco ‘el Bajo’, Régula (su mujer) y los hijos de ambos, una familia de campesinos que viven al servicio de un señorito, Iván, gran aficionado a la caza. A todos ellos se suma el hermano de Régula, Azarías, un hombre bobalicón e inocente, con retraso mental, que se traslada al cortijo al ser despedido de su trabajo, y cuyo único desvelo es criar a la Milana, un pájaro de final incierto en la historia, que resulta ser uno de los hilos que tejen el argumento.

La película, de título homónimo, fue dirigida por Mario Camus en 1984, y fue protagonizada por Francisco Rabal, Alfredo Landa, Terele Pávez y Juan Diego, entre otros. Esta adaptación al cine valió a Rabal y Landa la concesión ex aequo de la Palma de Oro del Festival de Cannes a la mejor interpretación masculina en 1984.

 

Tanto en la novela como en el film, es visible la situación que se vivía en las comarcas rurales de la España de la época: una sociedad de incultura, que consideraba inferior a algunos por ser de clase baja, y los que, a pesar de la opresión y el humillante trato que recibían por parte de los señoritos, acataban sus órdenes sin rechistar en absoluto.

El enigma Goya

El enigma Goya

Pese a tener un título que evoca fácilmente otros de novelas actuales, donde se busca más crear morbo y la crítica respecto a famosos pintores (como el filón literario que se ha creado en torno a Da Vinci y sus obras más célebres), El Enigma Goya, escrito por Manuel Ayllón, es un libro bastante interesante sobre la figura del pintor Francisco de Goya y Lucientes. Sin embargo, lejos de "condenar" la obra del aragonés, el autor nos muestra facetas menos conocidas del pintor, adentrándose en su vida cotidiana y mostrando a su vez la situación vivida por allegados suyos a partir de la muerte de Carlos III, como el banquero Francisco Cabarrús, el escritor Leandro Fernández de Moratín o el político Manuel Godoy, entre otros, relatando hechos acontecidos hasta la muerte de Goya en 1828.

En el libro se tratan detalladamente las intrigas vividas en la corte real del Madrid de finales del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX, la vinculación de Goya con la masonería, las amistades del pintor con los altos cargos, y sus devaneos amorosos con la duquesa de Alba, que influyó tanto en sus pinturas, reflejando su estado de ánimo y sus sentimientos a través de éstas, llegando esta relación a convertirse en una de sus obsesiones hasta el final de sus días.

Las intermitencias de la muerte

Las intermitencias de la muerte

Este curioso título da nombre a una de las últimas novelas del prolifico escitor portugués José Saramago, quien vuelve a apartarse de los hechos corrientes, dando rienda suelta a su imaginación en una certera narración de carácter social y, en gran modo, filosófico.

En un país indeterminado, el primer día de año, la muerte deja de ejercer su macabra misión habitual, es decir, deja de matar personas. Esta acción aparentemente parece una feliz noticia, por lo que la euforia colectiva se desata en un principio. Sin embargo, horas más tarde, entre la gente comienza a cundir el pánico y la desesperación. El país cae en la cuenta de que sin muerte su población está condenada a una vida de vejez eterna y enfermedades, que no se paliarán y darán paso al dolor y al caos más absoluto. A esto se suma la situación negativa que viven a partir de entonces los trabajadores dedicados al negocio funerario, pues sin muerte no hay trabajo para ellos, y para una corporación tan importante como la Iglesia católica, puesto que sin muerte no hay ni resurrección ni salvación para los cristianos. A partir de aquí, los paisanos y su gobierno comienzan a tramar todo tipo de soluciones para intentar superar este trago, al que se ven de repente abocados a causa de la decisión que toma la muerte. 

A pesar de las críticas algo negativas que este libro ha recibido por parte de algunos lectores, por mi parte, he de reconocer que el libro me ha sorprendido y gustado, por lo que os lo recomiendo como lectura. Además, el libro es una excelente oportunidad para reflexionar sobre el tema de la muerte y lo que ello conlleva a nivel social.

Espero que os guste.

En un lugar de la Mancha...

En un lugar de la Mancha...

Mañana, 23 de abril, se conmemora el Día Mundial del Libro, a la vez que se cumplen 389 años de la muerte de uno de los escritores españoles más importantes de la literatura universal: Miguel de Cervantes Saavedra, que, además, coincide con el aniversario de la muerte de otro genio literario: Willian Shakespeare.
Por ello, aprovecho la ocasión para animar a la gente a la lectura, pues qué mejor forma de celebrar el día que leyendo un buen libro. Y, si queréis, podéis sumaros a la moda de conmemorar el IV Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote (o dicho más correctamente "El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha") y leer esta obra tan conocida de Cervantes (no es un mandato, sólo una proposición opcíonal). Si ya lo habéis leído, habéis hecho bien, pero si lo releéis quizá aprendáis algo más de esta extensa obra.
Dicho sea de paso, me sumo a mis paisanos para confirmar la hipótesis del nacimiento de Cervantes en Alcázar de San Juan, localidad encuadrada en el llamado "Corazón de la Mancha", pues aquí se conserva la partida de nacimiento de este ilustre personaje, y no, como se cree, en Alcalá de Henares.
No pretendo convencer a la gente, pero de todas formas, si no estáis de acuerdo con la hipótesis, podéis comentarme el porqué de vuestra creencia.

El cerebro sexual

El cerebro sexual es un libro escrito por Simon LeVay que trata el tema de la sexualidad humana desde un punto de vista científico. En éste se plantean distintos aspectos que muestran la íntima relación que guardan el sexo y el cerebro, especialmente la zona denominada hipotálamo (de gran importancia en, por ejemplo, las conductas sexuales, según afirma el libro). Otro punto importante es la numerosa información sobre hormonas sexuales (testosterona, estrógenos...).
Está dividido en 13 capítulos, en los que se tratan temas como la biología sexual, la complejidad del cerebro o la orientación sexual, entre otros, y un epílogo, que actúa como resumen del libro y plantea el debate de la naturaleza frente al entorno respecto a la sexualidad. En este libro se incluyen múltiples experimentos realizados a distintos seres (monos, ratas y humanos, principalmente) con el objetivo de informar y hacer más comprensibles las teorías científicas presentadas.
Por tanto, si os interesa la biología sexual o, al menos, el tema de la sexualidad, os recomiendo que leáis este libro porque aprenderéis cosas que, seguramente, no sabíais antes.

Fuente: LEVAY, Simón. El cerebro sexual. Madrid. Alianza Editorial. 1995.

La piel de la memoria

La piel de la memoria

Si sois aficionados a la lectura y os gustaría leer un buen libro durante estos días de carnaval (o en cualquier otra fecha), os recomiendo una novela muy interesante del escritor catalán Jordi Sierra i Fabra: La piel de la memoria.
Esta novela, basada en hechos reales que ocurren a diario, trata de la vida de un niño africano de once años que es vendido como esclavo para trabajar duramente en una plantación de cacao. Allí, el protagonista experimenta sentimientos como el amor y la amistad, a la vez que es victima de la crueldad de los seres humanos.
Espero que este libro os guste y os haga reflexionar sobre la cruda realidad que se vive en algunos lugares donde todavía, en el siglo XXI, prima la esclavitud y la miseria como forma de vida de millones de niños.
Fuente: SIERRA I FABRA, Jordi. La piel de la memoria. 1ª Edición. Zaragoza. Edelvives. 2002.