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jcalamardo

Arte para invidentes

Arte para invidentes

Dale limosna, mujer,

que no hay en la vida nada

como la pena de ser

ciego en Granada.

Estos versos del poeta mexicano Francisco Alarcón de Icaza, que relacionan la ceguera y la belleza, podrían perfectamente servir de introducción a este artículo y, con suerte, podrían pasar a un modesto segundo plano si la técnica sigue avanzando por los derroteros artísticos.

La iniciativa por parte de museos y galerías de arte de todo el mundo llevaba en el tintero desde hace varios años, pero hasta hace unos meses no se comenzó a ejecutar. Me refiero a la adaptación táctil de algunas obras célebres de la Historia del Arte, posibilitando que personas invidentes puedan hacerse una idea de cómo son algunas de las pinturas más conocidas, más allá de las explicaciones orales, las audioguías o los manuales en braille.

Pese a la creación de exposiciones como Arte en contacto, que organizó el Centro Cultural Tijuana (CECUT) en abril de 2011, la noticia más divulgada relacionada con este tema surgió en octubre, cuando la Galería de los Uffizi de Florencia saltó a los medios de comunicación gracias a la adaptación táctil de una de las pinturas más reconocidas a nivel mundial: El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli. La reproducción es un bajorrelieve de 60 cm de altura y 93 cm de alto, realizado en una resina especial, que permite a los visitantes palpar con las manos una réplica en miniatura del cuadro renacentista, que, salvando las distancias, cuenta con una calidad expresiva similar a la obra original, pero supliendo la ausencia de matices cromáticos con la tridimensionalidad de las formas.

A una pregunta realizada por el presidente de la Unión Italiana de Ciegos de Florencia, Antonio Quatraro, sobre la posible aplicación de color al relieve, la directora general de los museos florentinos, Cristina Acidini, se ha pronunciado a favor, pero reconoce que trabajar con el color no es nada fácil y que para ello se requiere encontrar el profesional adecuado.

Además de la Venus de Botticelli, la Galería de los Uffizi hospeda otras obras en bajorrelieve con textos explicatorios en braille, lo que ha hecho a otros museos plantearse esta experiencia con otras pinturas, como La Fornarina, de Rafael Sanzio, conservada en el Palacio Barberini de Roma, o algunas obras, aún sin determinar, del Palacio Real de Turín y del Museo Capodimonte de Nápoles.

Espero que cunda el ejemplo italiano y que pronto podamos disfrutar de adaptaciones similares en otros museos e instituciones para acercar nuestro patrimonio a los invidentes.

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