Duos habet et bene pendentes
Hace poco más de una semana que el mundo volvió a ver la fumata blanca, siendo elegido Papa el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, quien tomó el nombre pontifical de Francisco, en honor a San Francisco de Asís. Es por ello por lo que quisiera traer a colación una curiosa costumbre relacionada con la elección de los pontífices desde la Edad Media, pero supuestamente abolida desde el primer tercio del siglo XVI: "Duos habet et bene pendentes" (tiene dos y cuelgan bien), en alusión a los testículos.
El porqué de este proceso se remonta a la legendaria historia de la Papisa Juana (identificada por unos como Benedicto III, y por otros como Juan VIII). Se cuenta que, ocultando hábilmente su identidad femenina, llegó a ser pontífice de la Cristiandad durante el siglo IX. Sin embargo, tras dos años de papado, sus ardides quedaron al descubierto por su embarazo, pues había mantenido relaciones con el emperador Lamberto de Sajonia. La leyenda dice que durante una procesión en Roma, en las cercanías de la basílica de San Clemente de Letrán, el pontífice comenzó a encontrarse mal y a retorcerse, fruto de las contracciones, dando a luz a la vista de todos los presentes. Lo que pasó después ha suscitado varias teorías relacionadas con la muerte de la Papisa y su vástago (como consecuencia del parto, por lapidación...).
Sea o no verdad la historia de la Papisa, este hecho desencadenó la creación del proceso ya presentado: para verificar la virilidad del Papa, se le sentaba en una silla excremental (sedia stercoraria) y un eclesiástico se aseguraba manualmente de que el nuevo pontífice tenía testículos, exclamando si todo era correcto ¡Duos habet et bene pendentes!, o símplemente ¡Habet!, a lo que el resto de los asistentes a la ceremonia contestaban Deo Gratias (Gracias a Dios). Aunque se suele poner fin a esta práctica en tiempos de Adriano VI (Papa entre 1522 y 1523), el arte del siglo XVII ha dejado un testimonio de dicha costumbre, gracias una ilustración realizada por Lawrence Banka, en la que se observa la escena durante la elección de Inocencio X (Papa entre 1644 y 1655).
Entre los datos curiosos que rodean esta historia, son destacables dos:
- Las procesiones papales en Roma suelen evitar el paso por la calle en que ocurrió el parto de la Papisa Juana, entre el Coliseo y la basílica de San Clemente de Letrán.
- La sedia stercoraria que, supuestamente, se usaba para este ritual, se encuentra expuesta a los visitantes en una de las dependencias de los Museos Vaticanos.
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