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Merda d'artista

Merda d'artista

Habiendo participado Piero Manzoni y Agostino Bonalumi en una exposición en la ciudad de Milán con poco éxito, tras intentar vender sus obras, Manzoni enfadado afirmó que los estúpidos burgueses milaneses sólo querían mierda, y que él mismo se la daría si eso era lo que querían.

Fue en el verano de 1961, cuando Piero Manzoni presentó en la Galería Pescetto de Albisola Marina su obra más célebre y, sin duda alguna, exitosa. Se trataba de 90 latas de conserva en cuyo interior había envasada “merda d’artista”, es decir, excrementos del propio Manzoni. Cada una de estas latas, debidamente numeradas, contenía 30 gramos de ‘esta materia’, conservada al natural, producida y enlatada en mayo de 1961. Esto es exactamente lo que Manzoni escribió en las etiquetas de los envases en italiano, francés, alemán e inglés, para que no cupiese duda del contenido, firmando además su obra.

El caso no es el único sorprendente, pues de años antes es conocido el caso de la Fontana de Marcel Duchamp, consistente en un urinario firmado, o las múltiples ocurrencias de Salvador Dalí, verdaderos precedentes de esta obra de Manzoni.  El precio de estas 90 latas correspondía, según el autor, al valor corriente del oro. Sin embargo, un comprador compró una de las latas por el “módico” precio de 124.000 euros.

Ahora bien, según palabras de Bonalumi, la obra no era sino una burla de su compañero y un fraude, pues en las codiciadas latas, que acabaron en prestigiosos museos y colecciones privadas de todo el mundo, no había heces, sino yeso. Al igual que hizo con los “excrementos”, Manzoni ofreció al público Aliento de artista y Sangre de artista, haciendo una crítica muy irónica al mercado artístico, que es capaz de comprar cualquier cosa que esté firmada.

Y es que, como se expresa en la página web del artista, "Todo cambia en el arte cuando es tocado por Manzoni”.

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